Una de las opciones seguras a la hora de elegir una planta
para el jardín es la hortensia. Este arbusto de hoja caduca, originario de
Asia, también se conoce como Hydrangea.
Sus vistosas flores, que crecen en racimos, alegrarán
durante el verano todos los rincones verdes, con su amplia variedad de
colorido.
Aunque normalmente se ubica en exteriores, también es
posible mantenerla como planta de interior hasta la floración.
La variedad más común
es la Hydrangea Macrophylla, aunque existen otras como la petiolaris,
trepadora, la arborescens, con grandes racimos de flores, o la paniculata,
cuyas flores se encuentran en grupos con forma de pera.
REPRODUCCIÓN
La hortensia se multiplica por esquejes, que cortaremos de
la planta tras la floración.
Dejaremos que enraícen y los ubicaremos en una maceta o en
el jardín en otoño o primavera.
El suelo debe ser rico en nutrientes y ácido. Además, es
importante no situarlos a pleno sol; se desarrollan mejor en sombra parcial.
Además, el terreno ha
de estar húmedo, pero al mismo tiempo, tendrá un buen drenaje, ya que los
encharcamientos son perjudiciales.
Si vivimos en una zona fría, la resguardaremos en el
interior o en un lugar abrigado, ya que no soporta las heladas.
Asimismo, tampoco crece bien en lugares demasiado cálidos o
secos.
CUIDADOS NECESARIOS
Este arbusto necesita una gran cantidad de agua, por lo que
hemos de regarlo a diario, excepto en zonas donde llueve de forma habitual,
donde podremos espaciarlo más.
Es importante evitar la carencia de líquido, ya que las
flores se marchitarán en poco tiempo.
La poda también es necesaria; la llevaremos a cabo tras la
floración. Para que la planta crezca vigorosa, añadiremos al terreno abono
líquido cada dos semanas durante la primavera y el verano.
Si el esqueje lo
plantamos en maceta, tras la primera floración, es necesario trasplantar la
hortensia.
La mejor época para
llevar a cabo esta tarea es después de la poda. Para no provocar la caída de
las hojas, evitaremos hacerlo cuando éstas empiezan a crecer, así como durante
los días de más calor del verano.
A medida que va
creciendo, el follaje adquiere más peso y, en ocasiones, hace que la planta
ceda. Para evitarlo, es adecuado colocar varias cañas que ayuden a sostenerlo.
ATENCIÓN A LAS PLAGAS
Y ENFERMEDADES
Los insectos que afectan a la hortensia son el pulgón y la
araña roja. Para eliminar el primero se aplica un insecticida específico, y
para combatir la segunda utilizaremos un acaricida.
Las enfermedades
también son un obstáculo para el desarrollo de la planta. Los hongos, como el
oídio, producen la putrefacción del ejemplar, o daños en sus hojas. Un síntoma
es la aparición de manchas. Para solucionar el problema, aplicaremos un fungicida.
Otra enfermedad es la
clorosis, que se produce por un ph demasiado alto, lo que conlleva falta de
hierro en el sustrato. Lo percibimos por el tono amarillo que adquieren las
hojas; no hemos de confundirlo con los cambios que se producen de forma natural
en el otoño. Para combatirlo aplicaremos un producto específico, rico en
hierro.
FLORES MUY VISTOSAS
Las yemas surgidas el año anterior dan lugar a tupidos
racimos de flores durante el verano. En la planta se mantendrán en óptimas
condiciones hasta cuatro semanas.
Su colorido varía desde el blanco hasta el rosa o el azul.
Este último es el tono más apreciado, que se consigue en suelos muy ácidos y
con una proporción elevada de aluminio; además, existen productos que ayudan a
mantenerlo y acentuarlo.
*Una vez cortada,
resulta muy atractiva para formar ramilletes que darán un toque de color al
hogar.
*Para evitar que se
marchite en poco tiempo, ha de conservarse en agua, a la que añadiremos azúcar,
que proveerá los nutrientes necesarios. Tampoco situaremos el recipiente a
pleno sol.
*Con estos sencillos
cuidados podremos disfrutar de un arreglo floral natural durante varios días.
Fuente: http://plantas.facilisimo.com/reportajes/arbustos/la-hortensia_183988.html
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